viernes, 20 de noviembre de 2015

Apreciaciones de San José desde la ventana del bus

Hoy tenía restricción vehicular y tiempo para llegar a la oficina, me fui a esperar lo que llegara primero entre un taxi y un bus, y pasó el de Florida-San José y me vine para el trabajo. Hay ciertas cosas que solo se aprenden viajando en bus
1. El servicio de transporte público es bueno, el bus pasa cada 5 minutos, cuesta 245 colones, encontrás campo para ir sentado y la gente respeta los asientos específicamente destinados a adultos mayores, mujeres embarazadas o personas con algún tipo de discapacidad que lo requiera, cuando no viaja nadie con estas condiciones, estos espacios permanecen vacíos.
2. El chofer del bus vende la Teja, así que uno paga con mil pesos y puede pedir el periódico y leerlo en lo que dura el camino, o ver los culos, lo que mejor le resulte. Esto explica en mucho la masiva venta de este diario, y hace entender por qué el contenido es tan superficial y ligero, está diseñado para ser leído en lo que dura la lata en llevarlo a Chepe.
3. En el bus viaja todo el mundo, la mayoría son trabajadores con su loncherita de almuerzo, revisando el Facebook por el celular, oliendo a versiones piratas colonias de marca. La muchacha que se sentó a mi lado tenía pinta de todo menos de políglota, pero en el transcurso compartido mandó mensajes de voz por whatsapp en tres idiomas.
4. San José es una ciudad fea, sucia, desordenada y maloliente. Yo sé que no existe una relación comprobable entre pobreza y desaseo, pero la realidad hace difícil argumentar contra este estereotipo, la gente camina y tira las bolsas al suelo aun teniendo basureros en cada cuadra, los caños están colapsados por paquetes, tetrabrick, colillas de cigarro y otras cosas que no tuve voluntad o entrañas para dictaminar. La gente parece no bañarse muy a menudo o con mucho cuidado, huelen mal, visten mal y escupen todo el tiempo en el piso.
5. Aquel que dice que la policía municipal brutaliza a los pobres vendedores ambulantes que solo tratan de ganarse la vida, lo dice porque nunca ha puesto un pie en la Avenida Central. La ciudad está completamente tomada al punto que es casi imposible caminar. Aunque quedan algunos cuantos productores o artesanos que ofrecen su trabajo honesto, la mayoría de los vendedores son vagabundos, con pintas de maleante, tennis de marca, siempre sentados, que venden chucherías chinas de muy mal gusto, cigarrillos y películas piratas. Peor aún, cada vez hay más que venden comidas en las condiciones más insalubres posibles, nacatamales, quesillo, empanadas, cosa de horno con chileras donde todo el mundo mete mano, te dan la comida con los mismos dedos que te reciben el dinero. Sus consumidores han de haber desarrollado anticuerpos sobrehumanos, y perdurarán más que yo en una época postapocalítica, pero este humilde ciudadano con seguridad moriría si llego a poner una migaja de cualquiera de estas cosas en mi boca.
6. San José es un caparazón ocupado y una ciudad fantasma en sus entrañas, hay segundos, terceros, cuartos y quintos pisos desocupados en cada cuadra. Los primeros pisos son ocupados –según la cuadra- por cadenas de comida rápida, empresas telefónicas, AMPMS, musmannis, tiendas de ropa deportiva con esos muchachos que lo acosan por 50 metros ofreciéndole sus productos casi bajo amenaza, megaalmacenes de ropa, bisutería o checheres para el hogar importados de países del cuarto mundo, panaderías y carnicerías colombianas, las pequeñas ventanas tienen ventas de artículos relacionados con la telefonía celular con nombres como Ofercell. No hay nada tico y criollo, no se encuentra una soda, una cafetería, una tienda de ropa producida en el país, una pulpería, una verdulería, los negocios han salido por completo de las manos del pequeño empresario nacional, San José representa muy pobremente a Costa Rica en todo sentido.
7. De alguna manera, o nos están tramando a todos o están alimentando a los pobres con sobrantes de la guerra del golfo. Mientras Wallmart promociona en sus miércoles frescos un bisteck de cerdo a 6 mil colones kilo, el filet de tilapia a 8 mil colones, 600 gramos de chorizo por 3 mil pesos o la pera a 3095 por cada mil gramos, en Chepe encuentra medio kilo de pollo por 800 pesos, mortadela popular a mil pesos kilos, 8 manzanas por mil colones y tres baguettes por 995.
8. La degradación social es cada vez más notoria, San José se ha convertido en un punto que ignorar mientras ponemos los aeropuertos lo más cerca posible de las playas, no hay ningún plan operando para dar respuesta o hacer mínimamente más habitable la que fuera una ciudad linda. Parece que con la llegada de este apocalipsis zombie no nos queda más remedio que tomar nuestras cosas y huir hacia el oeste.

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