lunes, 8 de marzo de 2010

generación x

Ahora existe una tendencia frenética a clasificar todas las cosas, posiblemente porque es más fácil venderle a los sujetos clasificados, o porque los elementos de clasificación se comercian en E Bay o se pueden descargar en su versión 7.1.3 en un sitio que sirve para comprarle más cuellos de tortuga al bueno de Steve Jobs.

Así que en cosa de 30 años hemos pasado por la generación X, Y y Z, en mi condición de radical miembro de la generación X, me preocupó el leer recientemente que la generación Z, o los “nativos tecnológicos”, son los hijos de mi generación.

En principio antoja pensar en que es lo que define a la Generación X. Unos dirán que el ingreso de nueva tecnologías, el avance de los medios de comunicación masiva y personalizada, Nirvana, R.E.M., la caída del muro de Berlín o del Challenger; pues si, todo eso nos marcó pero yo tengo una serie de elementos que creo que nos podría relacionar a los que leamos esté blog (si está leyendo esto en un Ipad, descártelo, usted no es parte de mi generación)

Por ejemplo creo que amamos a Winona Ryder, no es algo particular, es una combinación armónica de su carita peleona, sus tetitas lindas, sus cortes locos de cabello, lo linda que se veía en overall (los overalles son muy X) y ese cuerpecito que fácilmente puede manipularse con nuestros físicos de la generación pre gimnasios. Los más jóvenes la ven como la actriz loca que se metió a robar a una tienda en New York y eso me da pena, creo que se perdieron la magia de la muchacha X por excelencia.

Star Wars es una película exclusiva para los X, ni una generación arriba, ni una abajo soportan un segundo de la que nosotros idolatramos como la mejor saga de la historia. Para las nuevas generaciones está Ávatar (que le pido al cielo no se convierta en una saga).

Aprendimos sobre la marcha a temerle al SIDA y a dejar de tenerle miedo y asco a los playos (y dejar de deciles asi y ahora llamarlos movimiento lésbico-gai , así con i latina). Estas son dos cosas muy relacionadas en nuestras mentes, todos tuvimos nuestra primera referencia a este síndrome como “una enfermedad que le da a los homosexuales” haciendo un poco referencia al castigo divino.

Un inicial desprendimiento del látigo de la religión católica, de la que fuimos arrancando una a una sus cadenas de culpa por castigar las cosas que más nos gustan como el sexo prematrimonial y el divorcio; para caer, ya pasados los 30, a los templos cristianos a regar bendiciones y canciones de Jesús Adrian Romero, éxodo masivo que supongo que tiene algo que ver con los abusos flagrantes en los 90s y lo que nos quedó del miedo a Dios del catecismo.

Ausencia absoluta de un plan B, las generaciones anteriores tuvieron el pacifismo, el comunismo, las revoluciones, las independencias… nosotros nos quedamos sin nada, ya verificamos que ninguna de esas cosas nos va a salvar, a pesar de un idealismo romántico sabemos que tristemente la humanidad seguirá siendo una mierda y es básicamente porque los seres humanos somos una mierda. Sabido eso no nos queda otra opción que la de gastarnos el 90% de nuestros ingresos en vicios, gadgets y ropa; para posteriormente confiarle a las tarjetas de crédito todo lo relacionado con comida, alojamiento y cirugías plásticas.

Cuando estas cosas no funcionaron (yo insisto en que si funcionan) empezamos a tratar de limpiar nuestras consciencias con causas moralmente muy corrongas, como los teletones y posteriormente los votos por SMS para apoyar causas loables como las de bailando por un sueño o los damnificados del terremoto de haiCHILE, o la liberación del Tíbet, o la lucha contra el racismo. Y luego siguen las disciplinas pseudointelectuales/pseudoespirituales como el yoga, o la cábala o cualquier cosa que me haga ver inteligente sin realmente necesitar serlo.

O mejor aún, empezamos a pelear batallas que ya teníamos por ganadas pero que (especialmente importante) no exista ninguna posibilidad de perder; como evitar que el mundo se acabe, ó talvez, evitar que el mundo nos acabe porque todos los desastres naturales de los últimos tiempos han sido adjudicados a una consciencia natural combativa que quiere eliminarnos de la ecuación. Salvemos a todas las especies pero sin usar la clonación porque es trampa, mantener la temperatura de la tierra bonita y tropical en Aruba y fría para esquiar en Sundance.

Ahora resulta que estamos en una carrera contra reloj por salvar al medio ambiente, cuando en la escuela nos vendían el aire, el agua, y todas esas cosas eran recursos inagotables, pues dice Al Gore que se nos van a acabar en menos de 30 años. Bueno, yo no estoy seguro que eso sea cierto, que si bien deberíamos cuidar el medio ambiente, ese ha sido una gran estafa de los baby boomer para enfocar dineros en sus investigaciones, anzuelo que pico el Nobel, por ejemplo.

Particularmente preferiría que utilizaran más de ese dinero en erradicar el SIDA en África, o en Tibás por lo menos, en acabar con la terrible hambruna que mata miles de niños anualmente, o llevar agua potable, salud y educación a esos pobres negritos con moscas en la cara. Esto me lo enseño Bob Geldof, el Al Gore de mi generación (el mío por lo menos era músico británico, el de usted era tabacalero y casi presidente gringo).

No se trata de ser absurdamente nostálgico, pero sacamos adelante una muy bonita generación, buena música (cuando todavía se interpretaba con instrumentos), buenas fiestas, buenas madres, edificios altos, drogas recreativas, buen sexo. Buenas mujeres, muy buenas mujeres, no se tenían que dar besos falsos entre ellas para llamar la atención al estilo TaTu; si se vestían de enfermeras es porque eran enfermeras, si vestían de colegialas era mejor que nadie se diera cuenta; con una capacidad bonita de querer y conversar, muy mujeres; trabajaban hasta las más bonitas y no era en eso de andar metiéndose cosas. Ya pasado el tiempo han resultado buenas madres ellas también.

Hoy muchas cosas parecen confusas, pero nos queda un consuelo, cuando entre la generación Z 3.0 en cosa de 30 años... El mundo ya se va a haber acabado*
*Evangelio de los ecologistas de los ultimos días, Al Gore 3:16