jueves, 1 de octubre de 2009

indiGENTES

Ayer me dijo uno de esos carajos que ensucian parabrisas en los semáforos que la onda de calor era generada por Chang Díaz, que él tenía un plan para todo esto desde su laboratorio en Liberia; lo reconocía como un hombre muy inteligente porque desde hace muchos años que son amigos. Supongo se habrán conocido en el espacio, cuando Chang iba y él venía llegando a nuestro planeta.

Otra señora estaba con una sola rosa en la mano sentada en un balde volteado en donde ponía las flores que vendía, me pidió un cigarro y me dijo con una sonrisota llena de piezas perdidas: “Esta no se la puedo vender porque es para mi hija que hoy terminó los exámenes de sesto”.

Existe una creencia extraña, supongo generada por estos neo hippies que hoy nos inundan, que presume que detrás de cualquier indigente o persona en situación desfavorable existe un genio latente que atesora una caudal filosofía urbana generada por el desprendimiento material y las lecciones aprendidas. Esto generalmente no es cierto, normalmente se trata de drogadictos que han perdido gran parte de su, ya de por si limitada, capacidad craneana.

Otra cosa que me molesta del concepto de la indigencia en nuestra sociedad es el de los jovencillos de plata que piensan que cualquier mamarracho de estos agradece que le dediquen parte de su tiempo para conversarle y así poder sentirse como su igual. El punto es que usted no es su igual, usted tiene casa y generalmente trabajo, tiene gente que lo quiere y esperaría nunca verlo así; por el otro lado, él tampoco lo ve como su igual, lo ve como su proveedor de dinero y no esperan llegar a convertirse en su amigo. Quiere una moneda, no que le pregunte que lo llevó ahí.

En principio rechazo el concepto de caridad, lo que si acostumbro es remunerar los servicios prestados, pago por que me cuiden el carro, porque se lleven basura del bar o de mi casa, y a los que tienen un cajón de bolero les pago porque me lustren los zapatos.

Disfruto sentarme con un café y el periódico frente al Correo a que Carlitos me lustre los zapatos, nótese que dije lustrar, porque desde la primera vez que me acerque a preguntar por las tarifas me lo aclaró. Yo le pregunté: ¿Cuanto me cobraba por limpiarme los zapatos? y él me dijo que lo que hacía era lustrar zapatos, que “limpiarlos podía hacerlo hasta yo”. En ese momento supe que estaba negociando con la persona correcta.

Carlitos cree en los extraterrestres como una raza iluminada que se divide en dos equipos, los que nos quieren colonizar y para este fin nos analizan científicamente, y los que nos quieren ayudar a alcanzar un nivel superior de existencia. Para crear estas teorías Carlitos se basa en textos de Carl Sagan, una lectura muy subjetiva de los eventos de actualidad y el crack.

Debe saber de lo que habla porque duerme todas las noches a cielo abierto ya que realiza un delicado proceso presupuestario -la mitad es para piedra y la otra mitad la gasta en su novia- no la invita a cenar ni le compra regalos pero definitivamente el dinero lo gasta en ella. Cuando me contaba le pregunte ¿Ella es puta? Y el me dijo:

-No, no, ella trabaja de puta-

Después me decía que a él no le gustaba pedir monedas, y esa era su forma de pedir monedas, conforme pasa el tiempo han tenido que diversificar sus técnicas para seguir captando a los mismos tontos y que no se vayan dando cuenta.

El indigente más talentoso que conocí fue uno que se acercó a la ventana de Giros a pedirme una moneda, naturalmente no se la di pero si le pasé un cigarro, me dijo gracias y se iba alejando mientras cantaba:

“Twinkle, twinkle, little star,
Comme j'aimerais savoir qui tu es !
Quiero verte sin tildar
Fahn und Säbel und noch mehr,
Brilla brilla piccola stella,
When he nothing shines upon,
Lorsque le soleil disparaît
¿Estrellita donde estás?"


Le pegue un grito desde el balcón del bar y regresó con la mano lista para recibir, estaba naturalmente intrigado por conocer al indigente políglota que sabía cantar “Estrellita” en 5 idiomas. Esta famosa Nana, que se le atribuye a Mozart (evidentemente no como canción de cuna sino como un monumental adagio) ha recorrido el mundo ayudando a las mamás y papás a librarse por las noches de sus niños y ha sido traducida a un sin numero de idiomas.

El punto es que fuera quien fuera, este tipo con olor a orines y dientes triturados por masticar cable la conocía en 5 de ellos. Nosotros tomábamos un whisky con agua mientras el le empujaba a su botellita que cargaba debajo de un saco de cordurrrroy, zaaaaaaaa!!!!

Resulta que había formado parte del ejercito gringo, que era un experto en arreglar cajas de cambios de vehículos especializados, especialidad que compartía con muy pocas personas. Para conseguirlo había viajado al norte y ahí había encontrado un hogar en donde mantenía a sus dos hijas ya creciditas.

En estas labores viajo mucho y compartió con compañeros de múltiples nacionalidades y les preguntaba como se cantaba esa canción para llegar arrullar a sus hijas, que encontraban a su papá fingiendo acentos como todo un espectáculo.

El que conocía tanto de cambios no la vio venir, murió su madre y eso naturalmente lo entristeció terriblemente, viajo a Costa Rica para enterrarla y entre un “brindis por mi madre” y un trago pa olvidar se le fueron los frenos y termino dormido una noche tras otra en una calle distinta.

Ese día me comentaba como le dolía que sus hija le dieran la espalda y se avergonzarán que el fuera su padre. No pude más que preguntarle

-¿Y a usted no le avergonzaría que usted fuera su padre? Trago fuerte de la botella, tal vez era la primera vez que alguien fuera de su cabeza le preguntaba eso.

Encendió otro cigarro y me dijo:

-Vea, yo he conocido decenas de países, he conocido gente de todo tipo y he pasado por mil problemas que los demás no alcanzaría a entender jamás ¿Quiere que le diga que es lo único que he aprendido de la vida?

Preparé mi alma para ser iluminada y le presté absoluta atención.

-Lo único que aprendí en la vida fue a cantar:

“Twinkle, twinkle, little star,
Comme j'aimerais savoir qui tu es !
Quiero verte sin tildar
Fahn und Säbel und noch mehr,

Brilla brilla piccola stella,
When he nothing shines upon,
Lorsque le soleil disparaît
¿Estrellita donde estás?”

2 comentarios:

César B. dijo...

Pues cuestiones aleatorias de la vida, dada nuestras vidas algo distintas, suelo compartir algunos conceptos éticos con vos, uno de ellos es evitar la lástima a toda costa, no premiar a la indigencia, ni romantiquear con la idea de la sabiduría de la calle o del pobre, como a algunos les gusta hacer.

Post entretenido como suelen ser los tuyos, seguí por favor, sin concesiones, hace falta más ironía y sarcasmo de lo que la gente quisiera admitir...

César González dijo...

Humana Conditio....