Cuando iba al bar siempre veía que esa esquina estaba como abandonada. Era como un espacio perdido que quedo cuando el bar se amplio, le propuse a un par de personas que hiciéramos algo con esa esquina, extrañas cosas de la vida, fue uno de mis mejores amigos del colegio con quien no me veía hace bastante tiempo el que se embarco conmigo.
Abrimos una venta de hamburguesas, las hacíamos dobles, triples y especiales, como por países: la mexicana llevaba aguacate, frijoles y chile jalapeño, la italiana salsa de pizza, la hawaiana como jalea de piña y tocineta, etc.
Curiosamente, un tipo que había sido profesor de colegio de nosotros encabezaba una bolsa de empleo, lo llamamos y le pedimos que nos recomendara a alguien, ese día llego un tal Benito Filemón Casco. File era un nica, obviamente, con buena experiencia en la cocina, en ese momento se encontraba empleado por una empresa que había suspendido operaciones y mientras tanto trabajo con nosotros.
Era un hombre serio, había combatido en la montaña desde chigüín y eso lo hacia una persona curtida y reservada, siempre admire que estaba pendiente de todos los asuntos de actualidad internacionales y nacionales y sobre cada uno de esos asuntos tenia una opinión inteligente. Aparte siempre tenía una buena historia que contar, su vida en general había sido interesante.
File se convirtió al Islam, había estado en voladeras de plomo, se había drogado con pólvora, etc. etc. etc. Otra cosa curiosa es que vivió unos años en Alemania donde se había casado con una germana y tenía una hija.
Ahí el negocio iba caminando, al bar llegaba mucha gente y muchos de esos probaban las hamburguesas que realmente eran buenas. En la misma barra vendíamos cervezas y nos quedábamos conversando con los clientes, algunos eran simpáticos, otros para nada.
Recuerdo ese día que llego un chamaco local, completamente latino, hablando con sus amiguitos en español y cuando llega a la barra y me dice “Wurde weniger gewollt”; inmediatamente se corrige y dice que “estoy estudiando aleman y a veces se me confunden, es que quiero una hamburguesa”, hay que tener un cerebro de bulbos para que se te confunda tu lengua natal con una que llevas estudiando un par de meses pero bueno, el cliente siempre tiene la razón.
Ordena su hamburguesa y como vio que habían muchachas a la par le pareció bonito el juego de “jodamos al de las hamburguesas” así que decía cosas en alemán y después se reía, y luego se disculpaba, porque tenia el alemán muy fresco.
-Wo ist dieses auf Baden-
-Die Reinigung die Büromitglieder.-
-Schupen men cüllo-
Ya no me estaba gustando la cosa cuando me vuelve a hablar en alemán, entonces le digo.
-Hable con mi cocinero-
Y se acerca File en delantal y le dice:
-Das Sprechen in der Sprache Deutsche- Que significa palabra por palabra “hableme en alemán", pero con el tono que lo dijo fue algo como “¿Me vas a hablar en alemán? O te meto un turcazo”
El muchacho empieza a balbucear en el idioma que “estaba aprendiendo” y termina File por decirle “No jodas Cochón, si vos no hablas ni verga de alemán”.
lunes, 21 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Darse el lujo de tener un cocinero que hable alemán es como tener una empleada gringa ex-militar en la casa... siempre ayudan, además que nunca vamos a saber cuando pueden rescatarnos.
Una de dos, o aprendemos idiomas o sacamos la licencia para portar armas, porque en la vida siempre va a aparecer un idiota de esos a los que nunca les vamos a entender y que no representan mas que una molestia difícil de eliminar.
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