viernes, 7 de noviembre de 2008

el bus

En ese tiempo trabajaba en el centro de San Jose, el edificio al que me presentaba no tenía campos de parqueo así que aprendí a viajar en bus todas las mañanas y de regreso por las tardes.

El servicio de buses no era terrible, pasaban cada par de minutos, me encontraban a los 50 metros de mi casa y me bajaba a los 100 metros de mi trabajo. Evidentemente las maquinas eran un asco y la gente mucho más, detalles que son especialmente incómodos cuando uno lleva dos horas de sueño y un litro de vodka de beso de buenas noches.

El camino no era tan largo así que no me podía dormir entonces veía a la gente, en un ejercicio natural trataba de imaginar el rollo de cada uno, bueno de los que me interesaban.

Me comenzó a llamar la atención una pareja joven, ellos esperaban el bus en la misma parada que yo así que asumo que vivían cerca, al principio el llegaba primero y ella luego, después llegaban juntos.

El me recordaba muchísimo a un compañero que tuve en tiempos colegiales, se llamaba Cristian y le decíamos panadero, siempre asumí que el se llamaba Cristian. Ella era una Eugenia, definitivamente una Eugenia, se veía un poco mayor que él, claro que él me recordaba un compañero de colegio , tenia un rostro totalmente juvenil, siempre bien rasurado y peinado al lado.

Ella era guapa, usaba ropa interior de esas aburridísimas que se le marcaba como cuatro nalgas encima de sus pantalones de oficina, unos 4 tal vez 5 que le conocí, en la tarde creía que se iba a morir bajo esos sweaters de lana pero en fin, una pareja que esta comenzando una nueva vida no tiene demasiado dinero que invertir en ropa.

El tampoco tenía tanta variedad de atuendos, siempre usaba camisa de manga larga y corbata, el uniforme del oficinista, con el botón del cuello siempre ajustado y las mangas sin pliegues.

Lo interesante es que parecían amarse muchísimo, ocasionalmente alcanzaban a sentarse juntos pero la mayoría del tiempo se sentaba ella y el se queda al lado, constantemente tocándose, no morbosamente sino como jugueteando, se agarraban de los deditos o el le pegaba con el lado del puño en el hombro, fatal.

Apostaría que se conocieron en la pastoral juvenil y que lo de ellos no era mucho el sexo, no digo que no lo hicieran, seguro que si lo hacían porque siempre estaban sonriendo como si estuvieran en opio, lo que digo es que no han de haber sido particularmente escandalosos.

Pero siempre sonreían, casi nunca hablaban, solo sonreían, yo no alcanzaba a entender ¿Como alguien puede sonreír a las 7 de la mañana? ¿Como alguien puede sonreír con ese calor y con ese olor?… pero ellos siempre sonreían, a ellos que les importaba los rollos de Kosovo o lo de las focas arpas, ellos sonreían.

Conforme pasaba el tiempo yo estaba más harto de mi trabajo y ellos más sonrientes, creo que ella se compro un par de pantalones nuevos como de un verde limón, el seguía idéntico a panadero, para hacer más fuerte mi crisis, atrasaron una hora para aprovechar más las horas de luz, ¿Quien putas quiere tener más horas de luz cuando puede tener más horas de sueño?

Un día paso algo curioso, no era la primera vez que pasaba pero me llamo la atención, por la tarde “Cristian” subió solo, se sentó adelante mío y su nuca me daba la impresión que no estaba sonriendo, no lo vi pero lo sentía.

No pasaba por nada extraño pero al día siguiente volvió a subirse solo por la mañana, estaría enferma, habría encontrado un mejor trabajo, no se. En la tarde lo volví a ver y me sorprendió terriblemente que se hubiera aflojado la corbata, de hecho se había soltado el último botón de la camisa.

Los siguientes días fueron complicados, el botón nunca volvió ser abrochado, la corbata más jalada, las mangas primero a dos vueltas, después a tres. Empezaba a notar una sombra de barba, de unos tres días quizás, eso le restaba mucho su aspecto juvenil.

Ahora andaba despeinado, ya no sonreía, recostaba la cabeza al vidrio, al vidrio!!! Ella no aparecía por ninguna parte, una vez la vi en la Avenida Central y sonreía- ¿Cómo podés hacerle esto?¿Como pueden hacerse esto?- pensé.

Yo había depositado toda posibilidad de relación feliz en ellos, ¿Si ellos no lo lograban como lo iba a lograr yo? Ellos no tienen vicios, ellos creen en Dios, van a misa juntos, puta, se conocieron en la pastoral. A ellos se les da Titanic, en su aniversario van a la Princesa Marina, están pagando el préstamo de la tele nueva; yo no tengo eso ¿Cómo lo podría lograr yo?

Ella era bonita, lo suficiente como para que el la considere divina pero no tanto como para que alguien se vaya a empecinar en quitársela, el era un babyface, tenía una cara de monaguillo impresionante, es decir, la tenía; ahora se parecía cada vez más a mi.

A la tarde la vi subir al bus, con el pelo mojado, paso el trompo esperando que el de atrás le pagara, yo sentía que estaba profanando ese sagrado recinto ¿Como podía seguir sonriendo?

Sobre su hombro saltó un puño menudito que le dio un par de golpecitos, inmediatamente después del puño venia una manga abotonada y pegada a esta estaba él, rasurado, peinado, encorbatado y sonriendo.

Yo quería llorar, hasta sollozaba, bendito sea el cielo y bendita sea su ropa interior aburrida que le iban a arrancar más tarde. Se sentaron juntos en un asiento a unas tres filas del mío, no pude evitar pasarme a las espaldas de ellos y decirles: No me vuelvan a hacer esto muchachos, no saben lo difíciles que han sido estos días para mi.

Ellos respondieron con un obvio: ¿Quién es usted? Yo solo pude decirles que era alguien que los quería mucho y les deseaba lo mejor en su vida.

Ya no viajo en bus al trabajo, ya no los veo ni me interesan pero me alegro verlos un día de estos en un Peugeot de esos pequeñitos, me les quede viendo y me saludaron, en realidad me sonrieron.

3 comentarios:

César B. dijo...

Curioso como uno puede vivir a travez de la vida de otras personas y de la capacidad humana para viajar más allá de la propia mente para colarse en los zapatos del prójimo.

Si tuviera que creer en algo trascendente me apuntaría a la reencarnación, el cielo se me hace aburrido y patético y pese a todos nuestros vaivenes la vida merece vivirla...mientras no se nazca en el África subshariana, Afganistán o Chechenia claro.

brujadelmar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
brujadelmar dijo...

En vista de que nos tiene en ayunas de sus buenas letras, vengo a repasar lo que ya está bien leido.
Usted es como un libro, de esos a los que uno vuelve.