-“-“Usted acaba de evitar que hoy yo durmiera en la cárcel”
Voltee con extrañeza a ver al taxista que manejaba el carro con los ojos rojos y la barba dejada.
-“Mi patrón es un hombre que no tiene corazón, le he brindado todo mi esfuerzo por 10 años y la única ocasión en que yo he acudido a él en busca desesperada de ayuda el me volteo la espalda dejándome a mi suerte.”
Me aseguraba a la palanca de la puerta mientras analizaba cautelosamente cual palabra podía calzar en esta conversación que no me llevara a terminar contra un poste de alumbrado público.
-“Mi hijo nació por cesaría e intolerante a la lactosa por lo que debe de consumir un producto especial que le cuesta 10 mil colones. La Caja dejo de dar este producto hace 5 años y mi esposa se encuentra convaleciente en cama y no pude darle el pecho. Este carro estuvo 6 días en el taller y en ese tiempo no pude trabajar, hoy me hicieron sacarlo solo por tres horas y esta carrera es apenas lo que me falta para entregarlo debiendo todavía dinero.”
Me lleve suavemente la mano al bolsillo donde guardaba el dinero, ajuste la cantidad que estime suficiente y la conserve a mano esperando el final de la carrera
-“No comprendo como puede haber un hombre tan malo, que siendo millonario no me pueda prestar los 10 mil colones que requiero para darle un poquito de esperanza a mi único hijo Josué, en este momento iba decidido a matarlo con una de las llaves pesadas que el guarda en el taller.”
Esta dinámica me hacia darle a cada minuto mayor importancia alas pruebas psicológicas que deben realizarse a las personas que brindan un servicio público
-“Hoy tengo que regresar a casa y decirle a mi esposa que otra vez mi hijo tendrá que dormirse con hambre porque el maldito de mi jefe, y discúlpeme la palabra, no quiso ayudarme con algo que necesitaba más que nada en el mundo. No hay nada más terrible en el mundo que oír un hijo llorar de hambre.”
Cuando el carro parquea frente a mi trabajo finalmente había decidido cuales palabras usar, saque el dinero que llevaba en la bolsa y se lo puse sobre el panel mientras habría la puerta y le decía:
“Si, uno se sorprende de la maldad en el mundo. Ahí está lo de la carrera y agradezca que se la estoy pagando, su historia es muy conmovedora ¡Lastima que es la tercera vez que me la cuenta en dos años, rata hijueputa!”
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