Quien sepa que fue la Calaca se lleva 20 millones de puntos reiki
1. Adrián: ¿Estarías de acuerdo con que Chávela Vargas venga a morir a Costa Rica?
Azopfeiffer: Claro, de hecho deberían habilitar un número 900 para decidir como quisiéramos que muriera.
Mi personal favorita sería la opción A, cáncer de Próstata.
2. Bienvenido a la Calaca, el único programa cuya Sala de Redacción es mayoritariamente heterosexual, muérase de la envidia el canal del trencito.
3. A todos los choferes, remeseros, buceros, taxistas y demás trabajadores del volante que se acerquen al balcón de la radio, les estaremos regalando porno, y no esas revistas “de buen gusto y fotografía artística”, el porno que está diseñado únicamente para irse a matar a pajas.
4. …Me le puede enviar un saludo a mi primita que esta cumpliendo años en Puntarenas…
–Claro, un saludo imaginario a la primita de esta ignorante que piensa que Radio Victoria se escucha a más de cuatro cuadras de la estación.
5. Caen la torres gemelas, el mundo esta al borde de una gran guerra y Costa Rica no se aísla de esto, surge en nuestras mentes una solución conciliadora: (más de un año antes que lo hiciera Televisa y Telefe)
Aprovechando el boom que había generado el Big Brother mexicano, una mente maestra con poderes casi infinitos albergó a líderes mundiales (también a Abel Pacheco y a Oscar Arias) para que los oyentes de Radio Victoria (curiosa selección mediática) escogieran por medio de sus llamadas y votos electrónicos al próximo regente de la humanidad.
A la casa ingresa George W Bush, Saddam Hussein, Osama Bin Ladem, Tony Blair, Oscar Arias, Abel Pacheco, Jose Maria Aznar y demás habitantes de la casa. Resúmenes diarios y entrevista en confesionario iban narrando la bizarra pero carcajeante convivencia entre los señores, quienes irían abandonando la casa semanalmente (el que menos votos acumulaba iba jalando) hasta conseguir un gran ganador que sería premiado con el mundo.
Un Saddam como el malo de las fabulas, Oscar Arias con un ego que no cabía en la casa, un Osama que nunca se dejo ver ni escuchar, un George que era el matón del colegio (con problemas de retraso mental, obviamente) y entre todos un personaje que se robo el corazón de nuestra limitadísima audiencia.
Tony era un buen muchacho, con sentimientos puros y transparentes que se había enamorado perdidamente de George y de la piednas de Adrian, tenía problemas de seseo que no lo limitaban para escibidle poemads a Geordgie y a cantadle canciones como Cadless Wisped.
Para el visionario Gran Armado que nos enseño a que siempre es mejor hacer el humor y no la guerra.
martes, 31 de marzo de 2009
lunes, 16 de marzo de 2009
la piramide de lazo
Leí en el periódico un anuncio en donde se solicitaban periodistas, publicista, relacionistas públicos, sicólogos, sociólogos, expertos en marketing, administradores, y cualquier tipo de desempleado. Ofrecían crecimiento inmediato, grandes estímulos económicos, agradable ambiente laboral, horarios flexibles, viajes, capacitaciones, etc, etc, etc. Y después de 6 meses dos etc. más.
A cualquier persona con sentido común se le habría ocurrido que eso no podía ser cierto, pero cuando usted es un joven licenciado en periodismo y desempleado, el sentido común le queda guindando.
Me apersone a la entrevista con una corbata prestada, una camisa grande, pantalones gastados y zapatos informales (el uniforme de la primera entrevista), cuando aparecí, ya la fila era de unos 50, algunos similares a mi, otros mayores, todos con cara de desesperación.
Después de recoger nuestros currículos (el mío podría haber venido en una servilleta) y posiblemente tirarlos de inmediato, empezaron el proceso de inducción, el líder de este grupito era un mexicano parecido al ratón Crispín, el empezó a conversarnos sobre la importancia del ingles mientras yo pensaba: “Que mal, este trabajo requiere negociaciones en ingles y mi idioma esta algo herrumbrado”
No mucho más tarde me di cuenta que el negocio era vender esos cursos de ingles, el salón se había vaciado casi por completo y solo quedábamos la carne de cañón, los que caímos en el canto de las sirenas, los que pensamos que verdaderamente en 6 meses íbamos a estar comprando el Mercedes. No me fije al momento que el señor estaba manejando un corolla del 88 con un vidrio reparado con bolsa plástica.
Una vez que acepte el puesto, o me gané el puesto, nos dividieron en grupos. Había tigres, leones, osos y nuestro grupo, los delfines, este era un intento más para destruir mi autoestima, los delfines son más gays que el porno gay. Mi jefa era una negra mal encarada que me recordaba una maestra negra que había tenido en segundo grado de escuela.
Con el paso del tiempo todos comenzaron a vender excepto yo, evidentemente. Ellos te daban un papel en donde te escribían tus palabras para no tener que pensar:
Usted sabía que el idioma ingles es vital para desempeñarse en el mundo actual…
Que la mayor parte del mundo se comunica en ese idioma…
Que es una importante herramienta para aspirar a los mejores trabajos (como el mio)…
Que el 100% de los capítulos de Seinfeld fueron grabados en ese idioma, que es la lengua de Madonna, que cool se dice en ingles, que sirve para entender las etiquetas de Kool Aid, bla bla bla…
El rollo era contactar a alguien por teléfono, pedirle una cita, sino por lo menos 5 contactos, cuando llegaras a la cita atraparlo hasta que aceptara firmar el dineral que costaba la carajada.
Claramente lo de los contactos se prestaba para bromas entre amigos, el producto era verdaderamente difícil de vender, era caro, era irreal, intangible y muy choteado. Estas empresas piramidales han basado su sistema en contratar a imberbes que le vendan sus primeros contratos a su círculo familiar y después renuncien al no poder hacer lo mismo con extraños.
Pero para conseguir eso necesitan un poco de motivación adicional, ahí es donde entra el Señor Lazo….
El Señor Lazo es una especie de gurú de los negocios, a veces se decía que de Perú, a veces de México, a veces de Xanadú. El visitaba el país ocasionalmente, dejando una lluvia de leche y miel tras sus pies, juntaba un grupo de destacados vendedores y se los llevaba a una charla motivacional a el Hotel Fiesta, con su respectiva borrachera y culeadera entre los empleados.
Anunciaban la llegada del señor Lazo con un par de mese de anticipación, los empleados viejos cuentan como lo conocieron en Panamá, o como el les regalo una pluma de oro (que nunca vi), nos leían mensajes de fax, fotos de sus oficinas en Miami, y otras señales mesiánicas.
Solo teníamos que vender 5 paquetes, eso era todo, 5 paquetes y escalaríamos a la cima del sabio de la montaña que abriría nuestras mentes a oportunidades protohumanas de enriquecimiento lícito
Nos reuníamos dos veces al día, hacíamos dinámicas de juegos, baile ¿Mencioné que le habíamos compuesto canciones a el Señor Lazo? (Procura visitarnos más, y no reparo de lo que venderé)
Pasados dos semanas sin vender, mi autoestima estaba explorando nuevos niveles de subterranismo, yo me veía al espejo y me detestaba, me reclamaba:
-Éramos alguien, teníamos sueños ¿Por qué nos estas haciendo esto?
No existe sensación más frustrante que la de estar sobrecalificado para un puesto y aún así, no poder desempeñarlo.
Pasados los días, mi odio se propagaba y empezaba a odiarlos a todos, con sus estúpidas sonrisas, con sus corbatas de animalitos, sus pantimedias con carriles. Me invitaban los fines de semana a ir a bailar a Castro s, llevaban sus trastes llenos de arroz, frijoles, pollo en salsa, macarrones, ensalada y lo revolvían todo hasta formar una pasta irreconocible, algo así como el aspecto de mi dignidad por esos días.
Yo no salía corriendo por loca persistencia, no quería renunciar hasta haber vendido un plan, y no quería embarcar a nadie conocido con una pelotudez de estas, así que todos los días me sentaba al teléfono, marcaba y leía:
¿Usted está consciente que el ingles….
Un día marco un numero de forma casi inerte, y pregunto, buenas ¿Este es el teléfono de… Emilio Bruce?
-Si señor
-¿Usted esta consciente de la importancia del ingles?
-Si señor, como presidente de la Cámara de Empresarios debería de estarlo
-¿Como esta su manejo del idioma ingles?
-Mire muchacho, yo estudie en EEUU, diariamente hablo en ese idioma, escribo en ese idioma, hasta pienso en ese idioma.
-Pero incluso para una persona que sabe hablar inglés es preciso actualizarse (leído, obviamente)
…
Ya no quisiera continuar con el tema que todavía me da vergüenza, todavía me siento tristemente estafado, el primero en la cadena de estafados y tratando de arrastrar a otros conmigo.
Mi familia me decía a diario que renunciara, que ya surgirían otras oportunidades, me atendían desde un rendija de la puerta, me hacían ir 5 veces a finiquitar un contrato de alguien que siempre supo que no lo iba a tomar, me gritaban, me jodian, se me reían en la cara… Esto realmente no es una critica contra ese trabajo, es realmente un sentido homenaje, los vendedores en pirámide son héroes anónimos, dispuestos a hacer el ridículo para que usted no lo tenga que hacer, luchando todos los días contra los malos modos de la vida, salvándose del suicidio cada vez que venden un miserable plan que les da 10 mil pesos.
El último día regrese tarde de almorzar a una carismática congregación laboral que me esperaba con una especie de intervención, explicándome como hacia falta un poco más de esfuerzo para sacar las cosas adelante, ahí di mi brazo a torcer, despedace todos los contratos que llevaba paseando una semana, me arranque mi gafete de delfín, borre mi nombre de la lista de lo “podemos hacer más”, camine hacia la puerta y libere mi mes y medio de frustración con un grito del alma, con una absolución de la pena, con los ojos en fuego y las mangas arrolladas les dije:
“¡EL SEÑOR LAZO NO EXISTE!!!!!”
A cualquier persona con sentido común se le habría ocurrido que eso no podía ser cierto, pero cuando usted es un joven licenciado en periodismo y desempleado, el sentido común le queda guindando.
Me apersone a la entrevista con una corbata prestada, una camisa grande, pantalones gastados y zapatos informales (el uniforme de la primera entrevista), cuando aparecí, ya la fila era de unos 50, algunos similares a mi, otros mayores, todos con cara de desesperación.
Después de recoger nuestros currículos (el mío podría haber venido en una servilleta) y posiblemente tirarlos de inmediato, empezaron el proceso de inducción, el líder de este grupito era un mexicano parecido al ratón Crispín, el empezó a conversarnos sobre la importancia del ingles mientras yo pensaba: “Que mal, este trabajo requiere negociaciones en ingles y mi idioma esta algo herrumbrado”
No mucho más tarde me di cuenta que el negocio era vender esos cursos de ingles, el salón se había vaciado casi por completo y solo quedábamos la carne de cañón, los que caímos en el canto de las sirenas, los que pensamos que verdaderamente en 6 meses íbamos a estar comprando el Mercedes. No me fije al momento que el señor estaba manejando un corolla del 88 con un vidrio reparado con bolsa plástica.
Una vez que acepte el puesto, o me gané el puesto, nos dividieron en grupos. Había tigres, leones, osos y nuestro grupo, los delfines, este era un intento más para destruir mi autoestima, los delfines son más gays que el porno gay. Mi jefa era una negra mal encarada que me recordaba una maestra negra que había tenido en segundo grado de escuela.
Con el paso del tiempo todos comenzaron a vender excepto yo, evidentemente. Ellos te daban un papel en donde te escribían tus palabras para no tener que pensar:
Usted sabía que el idioma ingles es vital para desempeñarse en el mundo actual…
Que la mayor parte del mundo se comunica en ese idioma…
Que es una importante herramienta para aspirar a los mejores trabajos (como el mio)…
Que el 100% de los capítulos de Seinfeld fueron grabados en ese idioma, que es la lengua de Madonna, que cool se dice en ingles, que sirve para entender las etiquetas de Kool Aid, bla bla bla…
El rollo era contactar a alguien por teléfono, pedirle una cita, sino por lo menos 5 contactos, cuando llegaras a la cita atraparlo hasta que aceptara firmar el dineral que costaba la carajada.
Claramente lo de los contactos se prestaba para bromas entre amigos, el producto era verdaderamente difícil de vender, era caro, era irreal, intangible y muy choteado. Estas empresas piramidales han basado su sistema en contratar a imberbes que le vendan sus primeros contratos a su círculo familiar y después renuncien al no poder hacer lo mismo con extraños.
Pero para conseguir eso necesitan un poco de motivación adicional, ahí es donde entra el Señor Lazo….
El Señor Lazo es una especie de gurú de los negocios, a veces se decía que de Perú, a veces de México, a veces de Xanadú. El visitaba el país ocasionalmente, dejando una lluvia de leche y miel tras sus pies, juntaba un grupo de destacados vendedores y se los llevaba a una charla motivacional a el Hotel Fiesta, con su respectiva borrachera y culeadera entre los empleados.
Anunciaban la llegada del señor Lazo con un par de mese de anticipación, los empleados viejos cuentan como lo conocieron en Panamá, o como el les regalo una pluma de oro (que nunca vi), nos leían mensajes de fax, fotos de sus oficinas en Miami, y otras señales mesiánicas.
Solo teníamos que vender 5 paquetes, eso era todo, 5 paquetes y escalaríamos a la cima del sabio de la montaña que abriría nuestras mentes a oportunidades protohumanas de enriquecimiento lícito
Nos reuníamos dos veces al día, hacíamos dinámicas de juegos, baile ¿Mencioné que le habíamos compuesto canciones a el Señor Lazo? (Procura visitarnos más, y no reparo de lo que venderé)
Pasados dos semanas sin vender, mi autoestima estaba explorando nuevos niveles de subterranismo, yo me veía al espejo y me detestaba, me reclamaba:
-Éramos alguien, teníamos sueños ¿Por qué nos estas haciendo esto?
No existe sensación más frustrante que la de estar sobrecalificado para un puesto y aún así, no poder desempeñarlo.
Pasados los días, mi odio se propagaba y empezaba a odiarlos a todos, con sus estúpidas sonrisas, con sus corbatas de animalitos, sus pantimedias con carriles. Me invitaban los fines de semana a ir a bailar a Castro s, llevaban sus trastes llenos de arroz, frijoles, pollo en salsa, macarrones, ensalada y lo revolvían todo hasta formar una pasta irreconocible, algo así como el aspecto de mi dignidad por esos días.
Yo no salía corriendo por loca persistencia, no quería renunciar hasta haber vendido un plan, y no quería embarcar a nadie conocido con una pelotudez de estas, así que todos los días me sentaba al teléfono, marcaba y leía:
¿Usted está consciente que el ingles….
Un día marco un numero de forma casi inerte, y pregunto, buenas ¿Este es el teléfono de… Emilio Bruce?
-Si señor
-¿Usted esta consciente de la importancia del ingles?
-Si señor, como presidente de la Cámara de Empresarios debería de estarlo
-¿Como esta su manejo del idioma ingles?
-Mire muchacho, yo estudie en EEUU, diariamente hablo en ese idioma, escribo en ese idioma, hasta pienso en ese idioma.
-Pero incluso para una persona que sabe hablar inglés es preciso actualizarse (leído, obviamente)
…
Ya no quisiera continuar con el tema que todavía me da vergüenza, todavía me siento tristemente estafado, el primero en la cadena de estafados y tratando de arrastrar a otros conmigo.
Mi familia me decía a diario que renunciara, que ya surgirían otras oportunidades, me atendían desde un rendija de la puerta, me hacían ir 5 veces a finiquitar un contrato de alguien que siempre supo que no lo iba a tomar, me gritaban, me jodian, se me reían en la cara… Esto realmente no es una critica contra ese trabajo, es realmente un sentido homenaje, los vendedores en pirámide son héroes anónimos, dispuestos a hacer el ridículo para que usted no lo tenga que hacer, luchando todos los días contra los malos modos de la vida, salvándose del suicidio cada vez que venden un miserable plan que les da 10 mil pesos.
El último día regrese tarde de almorzar a una carismática congregación laboral que me esperaba con una especie de intervención, explicándome como hacia falta un poco más de esfuerzo para sacar las cosas adelante, ahí di mi brazo a torcer, despedace todos los contratos que llevaba paseando una semana, me arranque mi gafete de delfín, borre mi nombre de la lista de lo “podemos hacer más”, camine hacia la puerta y libere mi mes y medio de frustración con un grito del alma, con una absolución de la pena, con los ojos en fuego y las mangas arrolladas les dije:
“¡EL SEÑOR LAZO NO EXISTE!!!!!”
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